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LOS CONSEJOS DE NUTRINANNY®
Saber elegir bien los alimentos que componen nuestra cesta de la compra es clave para mantener una alimentación equilibrada para toda la familia, pero, ¿sabes cómo conservarlos cuando una vez en casa? Utilizando los métodos de conservación de alimentos adecuados podrás preservar su sabor y sus propiedades nutricionales intactas hasta el momento de consumirlos, además de prevenir el riesgo de intoxicación alimentaria y reducir al mínimo el desperdicio alimentario dentro de tu hogar.
Si aún eres principiante en la cocina y te interesa saber más sobre este tema, en este artículo te contamos en detalle durante cuánto tiempo puedes guardar los alimentos en tu nevera o tu despensa, dependiendo de su tipo, y las principales técnicas de conservación de alimentos en casa.
Para empezar, vamos a explicarte dos conceptos básicos para la conservación de alimentos: la fecha de consumo preferente y la fecha de caducidad. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, la fecha de consumo preferente indica el momento óptimo hasta el cual el alimento conserva la calidad prevista. Esta indicación aparece en muchos alimentos refrigerados, congelados o enlatados. En este caso, debemos tener en cuenta que, una vez sobrepasada esta fecha, los alimentos siguen siendo totalmente aptos para el consumo, aunque su sabor o su textura podrían perder calidad.
Por otro lado, la fecha de caducidad, relativa a productos perecederos como la carne o el pescado fresco, señala el momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura. Esta fecha también está relacionada con unas determinadas condiciones de conservación de alimentos, ya sea en el frigorífico o en el congelador. A la hora de guardar estos alimentos, sigue las instrucciones indicadas por el fabricante en cuanto a la temperatura idónea o el tiempo.
La temperatura es una de los factores principales que afectan a la vida útil de los alimentos. A temperatura ambiente, estos se degradan rápidamente. Guardarlos en la nevera, a una temperatura aproximada de entre 0º y 10ºC, ralentiza la aparición de los patógenos responsables de este deterioro, por lo que la comida puede conservarse en perfecto estado durante más tiempo.
Una vez lleguemos a casa después de la compra, ¿qué alimentos debemos guardar en la nevera y en qué lugar hay que colocarlos? Aquí te dejamos algunas indicaciones generales:
● La carne y el pescado frescos deben conservarse a una temperatura de entre 1º y 4ºC, por lo que el lugar ideal para la conservación de estos alimentos es la zona más fría de la nevera, que está en contacto con el congelador. Si en tu nevera el congelador está situado arriba, las baldas inferiores estarán a menor temperatura. En los modelos combi, el congelador está ubicado abajo, por lo que la zona ideal para la conservación de carnes y pescados serán las baldas inferiores.
● ¿Y qué ocurre con las frutas, verduras y hortalizas? La mayoría de los refrigeradores cuentan con cajones específicos para la conservación de estos alimentos, a una temperatura ligeramente superior.
● El resto de alimentos, como la leche y derivados lácteos o los embutidos, se conservarán sin problemas en las baldas intermedias, con una temperatura de entre 5º y 8ºC.
Sin embargo, no todos los alimentos son aptos para este proceso de refrigeración. El pan, el chocolate o el aceite, por ejemplo, son productos especialmente sensibles al frío, que es mejor conservar a temperatura ambiente. Lo mismo ocurre con algunas frutas y verduras, cuyo sabor y textura se alteran a bajas temperaturas. Es el caso de los plátanos, las naranjas, las mandarinas, el melón, la sandía o las frutas tropicales, como la piña o la papaya. En cuanto a las verduras, las patatas, las cebollas o el ajo, por ejemplo, también se conservan mejor a temperatura ambiente.
La congelación representa uno de los métodos de conservación de alimentos más utilizados, tan cómodo como eficaz. Mientras que la refrigeración frena la degradación de los alimentos, en el congelador estos se conservan a una temperatura inferior a los 18º, lo que permite frenar el proceso. No obstante, es importante tener claro que la comida congelada tampoco debe almacenarse eternamente. Las verduras y hortalizas, por ejemplo, pueden guardarse en el congelador hasta 10 meses, mientras en el caso de la carne o el pescado congelado el tiempo de congelación recomendado oscila entre los dos y los seis meses.
Como bien sabían nuestras abuelas, existen muchas más formas de conservar los alimentos en casa más allá de la nevera y el congelador. Estas son algunas de las técnicas tradicionales que puedes probar para conservar alimentos que no tengas pensado consumir a corto plazo:
● Conservas al baño maría o “embotados”: Elaborar tus propias caseras es un proceso sencillo y apto para una gran variedad de alimentos, desde productos frescos como verduras y hortalizas hasta platos preparados, como guisos, sopas o cremas. Básicamente, la técnica consiste en meter los alimentos en tarros de cristal -previamente escaldados, si se trata de alimentos frescos-, cerrar los tarros, cubrirlos con agua y calentarlos al baño María hasta que rompan a hervir.
Después, dejamos que se cocinen alrededor de 15 minutos, dependiendo del tipo de alimento, para que salga el aire sobrante. Si quieres probar, consulta este enlace de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición sobre cómo elaborar conservas caseras.
● Conservación de alimentos al vacío: Los alimentos se degradan en contacto con el aire por lo que, si a la hora de conservarlos lo hacemos en un recipiente al vacío, es posible alargar su vida hasta 5 días.
● Encurtidos: Una técnica de conservación ideal para hortalizas como los tomates, los pepinillos y las cebollas, usando una mezcla de agua, vinagre blanco, sal y azúcar.
● Salmuera: Preparando una salmuera, podemos aprovechar las propiedades de la sal y las hierbas aromáticas para conservar hortalizas, como las aceitunas, o pescado crudo, como las anchoas.
● Escabeches:Este método de conservación de alimentos tradicional resulta algo más laborioso, pero es una opción fabulosa para conservar carnes y pescados. Para ello, primero se cuecen los alimentos con vinagre, sal, pimienta y verduras salteadas, a los que después se añade vino blanco, vinagre y aceite.
Siguiendo las indicaciones anteriores, podrás conservar tus alimentos en perfecto estado durante toda su vida útil, manteniendo su sabor y su textura, sin riesgo de contaminación por bacterias o toxinas. De esta forma, cuando decidas consumirlos, seguirás disfrutando de todos sus beneficios nutricionales y podrás ofrecer a tu familia una alimentación tan saludable cómo apetecible.
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