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LOS CONSEJOS DE NUTRINANNY®
Como madres y padres, queremos que nuestros hijos e hijas se alimenten bien y disfruten de la comida. Durante el curso, muchos alumnos utilizan el servicio de comedor escolar. Las familias que optan por este servicio por primera vez pueden tener algunas dudas, y no está de más explicar en qué consisten los comedores escolares, cómo se organizan y qué tener en cuenta.
Los comedores escolares están regulados por una normativa estatal para asegurar su calidad. Los colegios pueden tener o no cocina propia, aunque la mayor parte de los menús dependen de grandes empresas de catering. La calidad y la seguridad debe estar garantizada en ambos casos. También existe una ley que regula los alérgenos en los comedores escolares y otra que vela para que el comedor sea un espacio libre de cualquier tipo de publicidad.
Lógicamente, debe garantizarse que la comida que se ofrezca a los niños sea segura, equilibrada y adecuada desde el punto de vista nutricional. Dentro de este contexto, es importante que los responsables de los servicios de comedor puedan valorar la idoneidad de la programación de menús que ofrecen.
Los menús servidos en los comedores escolares deberían estar supervisados por Dietistas-Nutricionistas. Además, tienen que estar consensuados entre los diferentes actores implicados en el comedor (jefe/a de cocina o empresa de restauración, dirección del centro, AMPA, etc.), idealmente constituidos en una comisión de comedor.
El ambiente y el menaje también son importantes: la sala del comedor escolar, los colores, las mesas, las sillas, la decoración, los platos y los cubiertos… todo cuenta. Es importante darles a los niños y niñas entre 30 y 45 minutos como mínimo para completar la comida, acostumbrándose a masticar bien. El comedor de la escuela también es un espacio idóneo para, valorando la edad y capacidad de los niños y niñas, darles pequeñas responsabilidades en la medida de sus posibilidades.
La programación de menús ideal debería incorporar propuestas gastronómicas ligadas a las tradiciones culinarias de la zona y algunas recetas típicas de otros contextos culturales, religiosos y/o éticos, como propuestas vegetarianas. Además, puede ofrecer opciones adaptadas para niños con alergias o intolerancias, como por ejemplo la intolerancia a la lactosa o la celiaquía. Como veíamos al inicio, el comedor escolar debe garantizar que la ingesta sea segura, nutricionalmente (salud), sensorialmente (sabor y textura) y en cuanto a higiene (seguridad).
A modo orientativo, un menú escolar saludable debería seguir un patrón en el que verduras y hortalizas fueran los protagonistas del primer plato, y en el segundo hubiese, además de un alimento proteico (huevo, pescado, carne o legumbre), cereales (preferiblemente integrales) y/o tubérculos: arroz, pasta, patata, pan... Como postre, la fruta fresca y de temporada es la mejor opción, y el agua es la bebida que no puede faltar. Probablemente, estas recomendaciones os suenen, ya que son similares a las propuestas por el método Nutriplato.
Además de saludable, el menú debe ser atractivo visualmente y debe evitarse la monotonía. En este sentido, es importante tener en cuenta la variedad de colores, texturas, temperaturas y técnicas culinarias y, del mismo modo, priorizar los alimentos de temporada, locales y de proximidad.
Además de que los menús sean nutricionalmente correctos, ¿cuál debería de ser la actitud de los adultos (en este caso, los monitores del comedor escolar) entorno a la comida? Puede ser interesante preguntar a la escuela cómo gestionan estas situaciones y asegurarse de que están alineadas con lo que se hace en casa. Recuerda que ya hablamos sobre qué hacer cuando los peques no quieren comer en este artículo.
Lo más aconsejable es permitir que el niño/niña coma siguiendo su sensación de hambre y saciedad, evitando tener que insistir o forzar para que se acabe el plato. Sabemos que presionarlos para que coman puede conducir a una mayor resistencia a comer, a crear aversiones a ciertos alimentos y otras conductas alimentarias poco saludables que pueden persistir en la edad adulta.
No hay que obligar pero... ¿hay que hacerles probar todos los alimentos? Insistir u obligar para que coman un determinado alimento (y a comer por encima de su sensación de hambre) es contraproducente y no conduce a una buena aceptación de aquel alimento.
Escucharlos sobre la cantidad de comida que piden que se les sirva es la recomendación de los expertos. Es preferible servir poca cantidad de comida y dar la opción de repetir. Ésta también es una buena estrategia para reducir el despilfarro de los alimentos.
Las familias deberían de poder disponer de toda la información posible del comedor de colegio para poderlo tener en cuenta al preparar las cenas y el fin de semana.
Conociendo el menú elaborado en el comedor escolar se debe procurar que el resto de las comidas del día que hacen los niños y niñas complementen el almuerzo, de modo que incluyan los alimentos que no han estado presentes en la comida del mediodía. En algunos casos, se aconseja a las familias sobre lo que debería contener la cena para equilibrarla con la comida.
Hay que tener presente que la comida de los comedores escolares solo representa un 9% del total de comidas que realizan al cabo de un año: una de las cinco comidas diarias, que tiene lugar cinco de los siete días de la semana, y exclusivamente durante el periodo escolar. Aunque es muy importante que dé un buen servicio, las comidas en casa con el resto de la familia son muy relevantes. Con el método Nutriplato podrás asegurarte de que cumplen con las proporciones correctas entre los distintos grupos de alimentos. Además, puedes consultar nuestro artículo sobre meriendas saludables y sobre los beneficios de cenar en familia para ampliar esta información.
¿Tus hijos o hijas comen en la escuela? Como ves, hay muchos profesionales trabajando para que las comidas de los colegios sean lo más saludables posibles. Siempre está bien informarse de cómo funciona e implicarse para que, tanto en casa como en los comedores escolares, los peques disfruten de una alimentación saludable.